miércoles, 9 de marzo de 2011

Miércoles de Ceniza

Detalle Stmo. Cristo de la Buena Muerte (Hdad. Hiniesta, Sevilla)


El verdugo romano conocía bien su trabajo: dónde insertar el clavo, cómo y de qué manera.
Se trataba de una crucifixión más en su haber, en la que cuanto antes acabara, antes podría retirarse a descansar.
Al parecer, el sentenciado era un agitador político contra el Imperio y su orden establecido, sin embargo, algo extraño le había llamado la atención: acostumbrado a recibir improperios contra Roma y sus ejecutores por parte de los ajusticiados mientras se limitaba a realizar su labor, aquel reo encontró una frase en medio del dolor inesperada y no fue otra que perdonar a sus verdugos por no saber lo que hacían y mientras que, al izarlo en la cruz aquello sirvió de burla al resto de la guarnición, a él precisamente lo dejó desconcertado.
Una mezcla de curiosidad y no comprensión le llevó a quedarse en el lugar, observando que a pesar de la tortura con la muerte más ignominiosa, el "agitador" logró parlotear algunas palabras más, ninguna llena de odio, más bien al contrario.
Cuando exhaló su último hálito de vida, de repente se oscureció el cielo y una tormenta sobrevino sobre la ciudad... no pudo evitar preguntar a su centurión quién era aquel hombre y escuchó de su boca que verdaderamente aquel era el Hijo de Dios.
¿Dios?¿qué Dios? no sabía bien a qué dios se refería, pero no pudo dejar de pensar en una cosa mientras miraba a la que suponía su madre transida de dolor junto al cadáver de su hijo:

"perdónalos porque no saben lo que hacen"

¿qué hombre perdona a sus verdugos? no lo sabía pero se prometió averiguarlo: tal parecía que aquel hombre lo había convertido en otra persona... ¿podría ser?


Hoy es Miércoles de Ceniza: una nueva Cuaresma comienza, 40 días para la reflexión y la conversión.

Conviértete y cree en el Evangelio.

Ya queda menos para la semana más grande del año.



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